Estaba pensando: «¡Qué linda es nuestra profesión! Y cuánto se necesita para hacer los pasos lógicos en esta tan pasional carrera.
Quizás éste sea el mayor de los problemas. El apuro en llegar a la Liga Nacional salteando los escalones que merece nuestra profesión, como el inicio del básquetbol en formativas y luego el de diferentes categorías superiores. Siendo asistente, quizás, pasar luego por ligas menores y, luego sí, la ELITE.
Me doy cuenta de que los más jóvenes necesitan de una ayuda o un asesoramiento sobre cómo trabajar en formación. No entiendo, por ejemplo, por qué dedicándose ellos a la enseñanza, llevan su TABLITA Y MARCADOR A CADA JUEGO…
Es verdad que muchos imitan y quieren de inmediato tener la copia de los grandes profesionales de alta competencia. Pero así veo que, la mayoría, está más enfocada en dirigir que en transmitir enseñanzas.
Y es oportuno resaltar que la enseñanza, paralela a la diversión para que los niños continúen en el deporte, es un aspecto clave.
Después sí está el alto nivel (ahora con mucha irrespetuosidad hacia la profesión por parte de aquellos que, terminando su carrera como jugadores, ya se anotan y postulan como entrenadores. En estos casos, hace falta muy poco para conseguir el objetivo. Solamente un buen agente y algún periodista bien amigote para seguir valorizando ese apellido… EL QUE YA TENÍA, PERO COMO JUGADOR…
Muchos de nuestros colegas TRAICIONAN la profesión y se entregan a un directivo. Quizás sea comprensible -aunque tampoco estoy de acuerdo-, porque deben llevar el dinero a sus familias. Pero el ADN de su carrera comienza con la PERSONALIDAD. Otros son más INCÓMODOS PARA EL DIRIGENTE porque mantienen su idea y no tienen gran consenso en la actualidad.
La FILOSOFÍA DEL ENTRENADOR significa amor a la sabiduría y al conocimiento, más carácter y comportamiento, buscando una filosofía propia que le permita hacer lo correcto en su profesión elegida. Los jugadores te respetan ante un enojo si uno tiene conocimientos, de otra forma no.
A veces pasa que, rápidamente, uno piensa que por su primer año exitoso ya se recibió de entrenador. Y no es así. Quizás tuvo la suerte de que coincidió con un buen BASE, que le generó juego y éxito, y disimuló algunos posibles errores que pudo haber cometido como técnico.
Estoy convencido de que somos propensos a sufrir delirios de grandeza, al conseguir tempranamente éxitos y hasta ser nominados esa misma temporada como TÉCNICO DEL AÑO. Y ahí ya te la creíste…
Intentar hacer lo mejor para el club que a uno lo contrató, mejorar al jugador y no fallarle a su gente, es prioritario. El esfuerzo comienza en cada práctica de la semana y se continúa en el juego. No hay otra…
Ya más adelante, y a una edad elevada, como me resaltaba uno de mis grandes maestros, Jaime Pérez, uno deja de ser entrenador y pasa a ser PROFESOR, ESE QUIEN ENSEÑA LOS FUNDAMENTOS DEL JUEGO, DISFRUTANDO MUCHO MÁS DE CADA DÍA DE ESTA APASIONANTE Y DESGASTANTE PROFESIÓN.
Autor: Huevo Sánchez.